Chus Lampreave fue uno de esos personajes públicos que, sin llegarlos a conocer en persona, todos compartimos acerca de él una opinión bastante unánime: a todos nos gustaba, nos caía bien. Y en SidesOut, tras leer todas esas reseñas en prensa de amigos, directores y actores despidiéndose de ella y comentarios de gente anónima que desde ayer inundan las redes sociales españolas desprendiendo su bondades, hemos decidido dibujar un perfil con aquellas características que consideramos que la persona de Chus Lampreave encarnaba y que, en definitiva, toda persona auténtica desprende, atrayéndonos en general (cosa que no es fácil).

- Chus Lampreave era auténtica, no fingía, no pretendía ser alguien que no era. Rechazó, amablemente, el primer papel que Pedro Almodóvar le ofreció para Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón argumentándole que, honestamente, “no se veía”. Llego a negarse a trabajar con él en una segunda ocasión, aun así el cineasta continúo insistiendo hasta que logró que participase en Entre tinieblas.
- Chus Lampreave era sencilla. No se las daba de nada. Era lo que era, ella misma, con su tono de voz peculiar, su físico común. Y eso gusta.
- Nunca se lo creyó. En unas declaraciones realizadas a la prensa afirmaba: «Mira, ser actriz es una maravilla, pero yo nunca me lo creí. Seguía igual. Si me llamaban otra vez, bien, y si no me llamaban, también bien». Y eso fue lo que la hizo grande, hasta el punto de que directores de la talla de Berlanga, Trueba o Almodóvar le tuvieran que suplicar para que trabajase con ellos (algo que pocos pueden contar).
- Se resistía a ser estrella porque ella era estrella en sí misma.
- Mantuvo su vida privada alejada de los focos. No actuaba como el icono que era, sino como un ser humano normal, receloso de compartir públicamente su intimidad.
- Tenía sentido del humor y muy inteligente. Desprendía optimismo, vitalidad, alegría.
- Fue diferente a las demás. Poco tuvo que ver con el resto de “chicas Almodóvar”, aunque algunos la califican, sin embargo, como «la auténtica chica Almodóvar». Para ser una estrella no hay que tener una vida privada repleta de escándalos que saltan a la luz. Chus vivía con su marido, Eusebio Moreno, y sus hijos, como cualquier ciudadano medio.

- Era rebelde. Ingeniosa, oportuna, con facilidad para la réplica.
- Tenía una habilidad especial para dotar a sus personajes de humanidad y verosimilitud, lo que la convierte en un modelo a seguir para muchos actores y actrices.
- A todos nos recordaba a alguien cercano a quien tienes cariño. Inevitablemente cuando Chus Lampreave aparecía en pantalla con sus míticas gafas y su inigualable voz, a todos se nos venía a la cabeza la imagen de esa encantadora vecina que te saluda con una sonrisa y te advierte cariñosamente que tengas cuidado por ahí o aquel familiar que tenía respuestas ingeniosas para todo.


Nunca pensó en ser actriz y ayer, 4 de abril de 2016, murió a los 85 años tras haber intervenido en más de 70 películas. Afortunadamente, la vida es así de caprichosa. Agradecemos que existan estrellas con la discreción, sencillez, autenticidad y humanidad de Chus Lampreave, es un lujo que el cine español nos haya permitido disfrutar de ella. RIP.